El bendito problema de Fran Escribá

El técnico del Real Zaragoza por fin cuenta con el fondo de armario que reclamaba y que le permite muchas más variantes que el curso pasado

Hasta una veintena de futbolistas pueden ser titulares en un once que va estar muy caro

Fran Escribá se muestra cariñoso con Pau Sans durante el entrenamiento de este martes

Fran Escribá se muestra cariñoso con Pau Sans durante el entrenamiento de este martes / ANGEL DE CASTRO

Arturo Pola

Arturo Pola

Víctor Mollejo, Sergio Bermejo, Jaume Grau, Germán Valera y Sergi Enrich. Estos cinco futbolistas podrían ser piezas capitales de muchos equipos de Segunda División, incluso de equipos punteros llamados a pelear por las zonas nobles de la clasificación. Pues, para regocijo de Fran Escribá, estos fueron los jugadores que el técnico del Real Zaragoza sacó de refresco para tratar de certificar el triunfo ante el Villarreal B en el estreno liguero que tantas conclusiones positivas dejó.

El salto de nivel en la plantilla y la profundidad que el valenciano va a tener esta temporada cuando se dé la vuelta y mire hacia su banquillo sin duda es una de ellas. Más que ningún nombre en concreto, esa era la mayor petición de Escribá hacia Juan Carlos Cordero a la hora de confeccionar el bloque para este curso y el director deportivo ha logrado satisfacer sobremanera la demanda del entrenador, procurándole un fondo de armario más que envidiable.

Aunque siempre calmado y correcto, Escribá dejó claro durante las ruedas de prensa del pasado año cuál era el mayor problema de su equipo, una plantilla en la que la calidad era la que era y las variantes que le ofrecía demasiado escasas, por lo que su margen de maniobra era mínimo. No se puede quejar en ese sentido el técnico y así lo ha reconocido durante estos días. «Estoy muy contento con las incorporaciones. El primer objetivo era mejorar la plantilla y es obvio que lo hemos hecho. Ahora el problema lo tiene el entrenador. Ahora veo unas soluciones que el año pasado no tenía. Los recursos que ahora tenemos nos permiten jugar a distintas cosas y tenemos jugadores que nos aportan varios registros. Esa riqueza nos va a permitir jugar a más cosas y espero que mejor», analizaba Escribá en la previa al encuentro ante el Villarreal B.

Y el estreno ante el filial amarillo comenzó a darle la razón. Los cinco nombres que salieron desde el banquillo bien podían haber sido titulares y, es más, durante muchos encuentros del año lo serán. Prácticamente nadie va a tener el puesto garantizado en el once y esa competencia puede ser clave para elevar el nivel competitivo del equipo aragonés. 

La competencia

Incluso a Cristian, con seguridad el que tiene la etiqueta de titular más marcada, le han querido rodear con dos porteros como Poussin y Rebollo para que no haya hueco para la relajación. En el resto de posiciones, Escribá puede afirmar, sabiendo que falta alguna pieza por llegar, que tiene dos titulares por puesto. En el centro de la zaga, la llegada de Santiago Mouriño, que este miércoles será presentado, aumenta la competencia como en pocos lugares del campo. El uruguayo viene con galones y con Jair, Francés y Lluís López los minutos a repartir entre el cuarteto van a estar muy caros.

En el lateral derecho se presenta también una de las mayores batallas por hacerse con el puesto. Por quien apostaría Escribá en el debut liguero era una de las mayores incógnitas en el once zaragocista y el técnico confío en la veteranía de Fran Gámez en detrimento del canterano Marcos Luna, aunque es complicado prever quién acabará sumando más titularidades. Por el otro costado, la fascitis plantar de Lecoeuche ha dado ventaja por el momento a Carlos Nieto pero también se avecina una bonita batalla en ese lado por ver quién se gana la confianza del técnico.

El sistema

Por no hablar del centro del campo, posición para la que más futbolistas han llegado. Marc Aguado, Toni Moya y Maikel Mesa elevan sobremanera y se unen a Francho y a Grau en sala de máquinas zaragocista. Si bien es cierto que el nuevo sistema del rombo da cabida a muchos de ellos, si Escribá vuelve a su clásico 4-4-2 va a estar muy caro ser de la partida.

Para que ello suceda, Cordero deberá rematar su obra incorporando algún extremo más. Ahí Germán Valera, Bermejo (aunque el madrileño también podría jugar por el centro) y Mollejo van a ser los hombres de abrir el campo y dar esas variantes de las que tan satisfecho se siente Escribá.

La terna de delanteros también puede ir alternándose en cada encuentro sin que la faceta ofensiva zaragocista baje el nivel. Si bien es cierto que parece que Sinan Bakis parte con cierta ventaja, la batalla por ser su acompañante puede ser una dura pugna entre Azón y Sergi Enrich. Y son dos de los que no rehuyen ir a la guerra, deportiva, si es necesario.

Por todo ello, y a expensas de lo que pueda estar por venir, a Fran Escribá no se le borra la sonrisa de la cara. Sus deseos han sido cumplidos y en pocas semanas su plantilla ha elevado el nivel de tal manera que el valenciano se va a tener que estrujar los sesos cada vez que tenga que elegir a sus once futbolistas. Y si se tuerce el partido, el técnico sabe que tiene armas de sobra para cambiar el signo del encuentro en su banquillo. Como el propio Escribá ha reconocido, bendito problema el que tiene.