Julio Velázquez, un regate al sexto cese

A sus 42 años no se puede quejar Julio Velázquez por trabajo como entrenador profesional, ya que sin cumplir los 30 dirigió a su primer equipo en Segunda, el Poli Ejido en la 10-11, y solo un año después, ya estaba en la categoría de plata, en el filial del Villarreal. Contando al equipo almeriense, aunque no estuviera en el fútbol profesional, suma 12 clubs distintos y ha dirigido, además de en España (Villarreal, Murcia, Betis, Alcorcón, Alavés y Zaragoza), en Portugal, siempre en la Primeira Liga (Os Belenenses, Setúbal y Marítimo), en Italia, en la Serie A (Udinese), y en Holanda, en la Eredivisie (Fortuna Sittard). Con un currículum tan extenso y sin mucha capacidad de permanencia en ningún lado, el técnico nacido en Salamanca, pero vallisoletano de adopción y de corazón, acumula ya hasta 5 despidos a mitad de temporada, por lo que en Valladolid tratará de evitar el sexto, el que llegaría con el Zaragoza.

La otra cara de la mediocridad en el Real Zaragoza

Tras unos inicios en el fútbol base del Poli Ejido y el Valladolid, donde llegó a dirigir al filial del Pucela, el conjunto almeriense fue su primer puesto de envergadura, en Segunda B y con ocho meses y medio de permanencia ya que dimitió en marzo tras la salida por el mismo motivo de Kike Burgos, director deportivo. Llegó al Villarreal en el verano de 2011, empezando en el tercer equipo, subiendo al filial en esa misma temporada por el ascenso de Molina al primer equipo y logró la permanencia del minisubmarino en la categoría de plata, aunque el descenso del Villarreal llevó que bajara a Segunda B su segundo equipo. Cuando ya se había despedido del Villarreal la muerte de Manolo Preciado supuso que tomara las riendas para buscar el retorno a Primera en la 12-13.

Solo aguantó la primera vuelta, dejando tras su cese al Villarreal séptimo tras algo más de seis meses en el puesto y fuera del playoff cuando Marcelino García Toral cogió las riendas y condujo al submarino de vuelta a la élite. Su segunda destitución la vivió también en un grande que estaba circunstancialmente en Segunda, en el Betis, a donde llegó avalado por su gran año en el Murcia. En el equipo bético (14-15), sin embargo, no dio con la tecla, solo estuvo 5 meses para ser cesado a finales de noviembre, con 21 puntos en 14 jornadas. Su sustituto, Pepe Mel, sí logró el ascenso en ese curso del club de Heliópolis.

Petición de cese

En Os Belenenses llegó en la campaña 15-16 con el equipo en apuros y logró una plácida permanencia, pero al curso siguiente y tras nueve jornadas y con el conjunto luso séptimo pidió su cese y el club aceptó esa destitución en una salida de mutuo acuerdo. Mientras, en el Udinese fue su periodo más efímero hasta el momento sin contar el Alavés, donde en la 21-22 llegó para las 8 últimas jornadas para intentar una salvación milagrosa que no se dio. En Udine aguantó poco más de cuatro meses, empezó el curso 18-19 y fue destituido a mediados de noviembre con el equipo al borde de la zona de descenso en la Serie A tras 12 jornadas y con 9 puntos. Davide Nicola fue su sustituto. Si el despido llega en Pucela, su aventura en el Zaragoza, iniciada el 20 de noviembre, será más corta.

Resta su salida del Marítimo, al que salvó en la 19-20 cuando era colista, pero con el que solo aguantó hasta mediados de noviembre en la 21-22 , después de solo 11 jornadas y con el equipo en descenso con solo una victoria. Tras esos cinco ceses, el entrenador zaragocista intentará evitar el sexto el sábado ante el Valladolid, sabiendo que su continuidad pende de un hilo y que necesita un buen resultado en Pucela para seguir. 

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