Entrevista | Ángel Lanas Director científico del Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón

"Tenemos figuras reconocidas mundialmente"

Ángel Lanas, hace unos días

Ángel Lanas, hace unos días / Josema Molina

Ángel Lanas (Pamplona, 1956) llegó a Zaragoza en los años 70 para estudiar Medicina. Desde entonces, y salvo algunas estancias en Navarra y Estados Unidos, donde trabajó con Basil Hirschowitz, considerado el padre de la endoscopia moderna, este experto del aparato digestivo ha estado vinculado a Aragón y su ecosistema investigador. Desde 2011 es el director científico del Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón (IISA), un organismo en el que participan más de 1.000 investigadores, con nombres como el de Alberto Jiménez Schuhmacher o Carlos Martí.

-Desde 2011 lidera el IIAS, ¿qué resumen hace de estos 15 años?

-Iniciamos esta andadura sin saber muy bien hasta dónde llegaríamos o cuál podría ser su alcance real. El objetivo que teníamos era crear un instituto de investigación sanitaria reconocido por el Carlos III. A partir de 2011 empezamos a trabajar y es en 2015 cuando conseguimos la acreditación. A partir de entonces, el instituto empieza a crecer de forma exponencial en dos ámbitos, uno, en el económico y otro, en el científico, que es el importante y la guía de nuestro trabajo. Empezamos con unos fondos de 9.000 euros y en este momento estamos manejando unas cantidades anuales de gestión económica entre los 12 y los 14 millones de euros. Y a nivel científico hemos crecido exponencialmente. Formamos un ente que tiene una solvencia y ha alcanzado un nivel de excelencia a la altura de los mejores institutos de España.

-¿Cómo se maneja el potencial humano de un instituto con más de 1.000 investigadores?

-El estar al frente de tanto talento, de gente que sabe más que tú en muchísimos terrenos, se hace, primero, por experiencia. Llevo muchos años ya en esto y he mamado todas las etapas que tiene un investigador clínico. Conozco la investigación que se hace en Aragón, porque también soy universitario. Pero eso no valdría de nada sin la ayuda de un gran equipo humano que hay detrás. Y ninguna decisión se toma de forma unilateral por parte del director científico, las relevantes son todas consensuadas con el equipo. Esto hace que la gente se sienta partícipe del instituto. Y la otra gran pata que ha sido también clave en el éxito ha sido la parte de gestión.

-El instituto engloba nombres como el de Alberto Jiménez Schuhmacher o Flor Navarro, ¿podemos sentirnos contentos en Aragón con el talento que atesoramos?

-Sí. Hay talento extraordinario. Y al margen de esos nombres, tengo algunos menos conocidos, pero que tienen una potencia tremenda y a nivel científico son muy conocidos internacionalmente. Carlos Martí, el director del desarrollo de la vacuna de la tuberculosis, Jesús Santamaría, catedrático de la Universidad de Zaragoza y uno de las grandes figuras en nanomedicina en el mundo. Esther pueyo, en señalización biomédica a nivel cardiológico, Julián Pardo, en el que hemos depositado toda la confianza para el desarrollo de las terapias avanzadas... También tengo que destacar a personas como Fernando Civeira, un líder internacional en las dislipemias, a José María Marín Trigo, otro líder en la patología del sueño, y a Luis Pardo Júlvez, que tiene uno de los equipos más potentes en investigación en oftalmología a nivel internacional. O a Daniel Orós. Y yo también represento al grupo de patología digestiva y uno de los temas que más prestigio nos ha dado ha sido cómo prevenir las lesiones digestivas por fármacos. Muchas de las guías de práctica clínica internacionales se basan en nuestros estudios. Tenemos figuras a nivel internacional importantes, son reconocidos mundialmente.

-Usted fue el investigador de la Universidad de Zaragoza en el año 2019…

-Llevo muchos años siendo, si no el más, uno de los más citados de la Universidad de Zaragoza. Esto es el fruto de muchos años de trabajo. Para tener impacto internacional hay que trabajar en una línea y profundizar. Si trabajas y profundizas, te conoce todo el mundo y te cita todo el mundo. Por eso, con el paso de los años, hace que tengas más de 20.000 citas. Es para estar orgulloso, no ya personalmente, sino del trabajo de todo el equipo, de la ayuda que he recibido de mucha gente y de las instituciones.

-Usted ha trabajado en EEUU, ¿qué hacemos bien en comparación con el extranjero y qué tendríamos que aprender?

-La estancia mía fue en 1990 y 1991, ha pasado ya mucho tiempo. En aquel entonces, la diferencia era brutal. Lo que aprendí es a hacer bien investigación, a cómo es muy importante estructurar correctamente las cosas, en cómo hacer transferencia del conocimiento. Y lo puse aquí en marcha. Pero creo que aquí las cosas han crecido muy rápidamente, y aunque siguen existiendo diferencias, fundamentalmente porque sigue habiendo más recursos, estas se han reducido. En España somos una potencia investigadora en Europa y a nivel internacional y Aragón, en la medida que nos corresponde contribuimos razonablemente. Las cosas que se hacen bien en EEUU, también se están haciendo bien en España.

-¿Qué deberíamos hacer en Aragón para atraer y retener el talento?

-En estos momentos, afortunadamente, Aragón en estos también está mejorando. Tenemos una agencia, la Fundación Agencia Aragonesa para la Investigación y el Desarrollo (Araid), que lleva ya muchos años atrayendo talento a Aragón. Estamos teniendo incorporaciones muy importantes y esta agencia, en mi opinión, hay que mantenerla y potenciarla porque está haciendo un trabajo tremendo. Y cuanta más investigación haces, más te conocen y empieza a ser un sitio atractivo. ¿Qué hay que mejorar? Las infraestructuras. Tenemos que seguir invirtiendo en infraestructuras. Tenemos un serio problema de espacio para colocar al talento que se está generando. Y otro de los aspectos que yo creo que tenemos que seguir trabajando es en la inversión económica. Se ha demostrado que invertir en investigación reporta beneficios. Por cada euro se invierte en investigación, los investigadores son capaces de multiplicar ese euro por tres, por cuatro o por cinco. Y lo que yo añadiría son los sueldos; si quieres competir y que el talento externo se quede aquí, tienes que pagar bien.